Ante todo, ¡BIENVENIDA AL MUNDO, DANIELA! Clara y Lucero, tenéis una niña preciosa y sana, enhorabuena. Nos alegramos mucho por vosotras. Ahora a recuperarse y a disfrutar de lo que tanto habéis deseado y por lo que tanto habéis luchado.
Y ahora sí, voy al post.
Pongo en antecedentes:
La madre de Elena sabe perfectamente que su hija es lesbiana, que yo soy su novia, que somos pareja y todas esas cosas. Es más, ella dice que es mi medio-madre, así que conmigo ningún problema. Soy una más en la familia, tanto cercana como extensa.
El padre de Elena sabe lo que hay, pero nunca lo han hablado ni se dice nada, ni se muestra nada (es decir, no nos cogemos de la mano ni nos besamos cuando estamos con ellos) pero lo sabe. El problema es que la madre no quiere que se lo DIGAMOS. Es decir, no se puede verbalizar y afrontar directamente: Papá, soy lesbiana y me voy a casar con Melina. ¡Ah! y vas a ser abuelo. :D
No, eso no puede ser. De hecho hace un par de años, un día le comentó Elena a su madre que pensábamos casarnos. Respuesta de su madre: a tu padre no le digas nada. Si te casas nos vas a perder a tu padre y a mi. Acabamos llorando las tres.
Lo que pasa es que creo que todo es fachada. Es decir: ella dice que no, te lo pone todo negro... pero cuando las cosas pasan y las tiene delante... se lo come, porque adora a su hija y recapacita en que lo importante es que sea feliz. No sé si me explico, es bastante complejo...
Y, después de los antecedentes, agarraos a la silla/sillón, porque vienen curvas.
El miércoles me encontraba yo un poco mejor de mi espalda y decidí ir al mercadillo con mi "suegra", cosa que he hecho varias veces. La relación es muy buena. Y allá que nos vamos: que si mira qué camiseta, que si me compro estos pantalones para estar en casa, que si estas zapatillas son bonitas pero dan calor para ésta época... y había ropa de bebé y de niñ@ y le digo:
-Anda, Elena, que si tú tuvieras una nieta...
-¡Uy! Anda que no le iba yo a comprar cositas de estas. ¡Madre mía! Bueno, si la madre me deja.
-Será si LAS MADRES te dejan.
Se gira y me mira con cara de haber visto un fantasma y a la virgen juntos, jajajaja. Y me dice:
-Anda ya, que estáis locas las dos.
-Uy, eso ya lo sabes. Pero vamos, que no es broma, que es en serio.
Me vuelve a mirar otra vez casi de la misma manera, pero creyéndose de verdad lo que le decía:
-¡Estáis locas las dos! Eso no lo podéis hacer.
Y se va a mirar unas camisetas. Y yo, que soy pesada y quería aprovechar el momento ya que había salido el tema, le sigo hablando (ella no quería, pero al final no conseguí).
-Pero cómo vais a hacer eso si mi hija está inútil (incierto, pero ella es así de mona...)
-Amos a ver, ¿es que tu hija por tener una efermedad no tiene derecho a desear ser madre? ¡Será la primera mujer con esclerosis múltiple que tiene un hijo, vamos!
-Pero eso no puede ser, porque... no. (se nos acaban los argumentos, vamos bien)
Y así poco a poco fue bajando, porque es como un potrillo salvaje: primero se revela contra todo lo que le digas y a ella no le entre en su mente cuadriculada, pero luego ella lo piensa y acaba aceptándolo aunque no le guste. Y, al final, hasta le puede llegar a gustar (caso de la perra que tenemos: cuando la vio la primera vez estábamos locas, no pensaba ni mirarla, y ahora viene a verla día sí día no porque está enmorada de "SU ONA", jajaja)
En fin, que así se quedó la cosa. Al día siguiente Elena tenía que ir al hospital a ponerse la medicación, y su madre fue con ella. Me contó que, mientras esperaban para entrar, le dice su madre de repente:
-Es que claro, con un sueldo normal, hipoteca, los gastos de una casa y un hijo... no sé si se llega a fin de mes.
Ella solita, jajajaja. Lástima que justo entonces llamaron a Elena para entrar al tratamiento.
Pero no acaba ahí la cosa. Lamentablemente, el viernes a mediodía Elena empezó con un dolor insoportable en el riñón, y al hospital que nos fuimos. Cólico nefrítico. El tercero de su vida. Desde la una de la tarde hasta las siete, Elena, su madre y yo en el hospital. Y entre pinchazo de adolonta, primperan, náuseas, radiografía y quejidos de lo que le dolía a la pobre... pues llegamos otra vez al tema de los niños. Y creo que lo sacó la madre de Elena.
Esta vez intentó disuadirme de la siguiente forma:
-Bueno, es que tú con las hernias no puedes parir, porque te puedes morir, eh. - La miré y me dio la risa. Y a ella también. No coló... Segundo asalto.
-¿Quien lo trae al mundo de las dos? Porque mi hija...
-No, sería yo, claro. Pero no pienso morir, tranquila. Jiji.- Risas de ambas, es más mona.
-Estáis locas.- Yo, con toda la dulzura de la que soy capaz, que es bastante:
-Elena (se llaman igual la madre y la hija), es una decisión que ya está tomada, que va a ser así si todo va bien, y que no lo planteamos como una pregunta sino como un hecho del futuro próximo. Por lo tanto no necesitamos que nos intentes desanimar porque lo único que consigues es que no podamos compartir contigo algo tan bonito como es tener un hijo o una hija, y tú un nieto o una nieta. El primero, además. Sólo te lo dije porque salió la conversación...- Silencio.
-Ya, pero... ¿Y si tiene un brote como en el 2005? (perdió totalmente la fuerza del lazo izquierdo del cuerpo; luego recuperó el 90%)
-Pues, si pasa eso, haremos lo mismo que se hizo en el 2005, pero con una persona que nos ayude con el bebé. A cualquier la pueden pasar cosas. Elena lleva dos años con la medicación nueva y sin ningún brote. Cero. Además, ayer hablábamos precisamente que Elena conoce a muchas mujeres con EM y TODAS son madres, TODAS. Y sólo una se arrepiente de haber tenido los hijos porque, al quedarse embarazada tiene que dejar toda la medicación. Durante el embarazo están protegidas (química del cuerpo) pero durante el parto y después suelen tener brotes fuertes, y a esta mujer le pasó eso, que no pudo cuidar a sus hijos cuando nacieron y tuvo una depresión. - Silencio, casi escuchaba cómo le funcionaba el cerebro a toda velocidad, jiji.
-Ya...
-Además, a cualquier le puede pasar cualquier cosa. Perdona que te lo recuerde, pero mira pobre tu sobrina, que sana como una manzana, con tres hijos, un día le detectan un cáncer y dura 6 meses. Eso nunca se sabe...
-En eso tiene razón...
-Claro.
-Pero claro, eso cuesta dinero...
-1500 €.
-No, eso cuesta más. Mucho más.
-No, Elena. Además, la SS lo cubre. Y existe una técnica que cogen los óvulos de tu hija, los fecundan y me los ponen a mi. Desde que nos podemos casar, unos meses más tarde existe esta ley. Sería hij@ de las dos, legalemten. - Silencio. Elena hija reaparece de las profundidades de su cólico y dice:
-Y las cuentas también las hemos hecho, que no es es una cosa que hemos pensado ayer.
-Ya, si eso ya lo sé. Pero un niño no es un perro ni es un muñeco. Hay que tener cabeza.
-Si me estás diciendo que no tengo cabeza para distinguir entre perro y niño, y que no soy responsable para saber si puedo o no tener un hijo, me estás insultado.- Horror, se le cambia la cara.
-No, no, no te estoy diciendo eso. ¡Cómo te voy a insultar! Digo que... pues eso, que yo me lo encontré ya porque no pensamos si queríamos o no, vino y ya está.
-Entonces, ¿si viene sin querer y sin pensar, es mejor y más responsable que tenerlo habiéndolo pensado y decidido conscientemente?- Silencio.
En fin, que más o menos así quedó la cosa. Yo lo veo como positivo. Ya sabe, así que cuando llegue lo tendrá reposado y no nos pondrá muy mala cara... Además, sabemos que adorará a su niet@.
Queríamos compartir esto con vosotras, y saber cómo se lo han tomado en las diferentes familias.
Besos, abrazos y achuchones a
l@s peques.